1. Introducción
Vivimos en un mundo cada vez más conectado. La mayor parte de la población dispone actualmente de teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores... todos ellos conectados a Internet. En un futuro próximo se unirán más dispositivos, lo que los expertos han denominado el Internet de las Cosas. Próximamente convivirán entre nosotros multitud de aparatos conectados que compartirán información entre sí. Una primera oleada de estos dispositivos son los llamados wearables, o aparatos que nos ponemos como si una prenda más de vestir se tratara. Pero hay más dispositivos por llegar, de todo tipo, que estarán conectados de forma autónoma, se comunicarán entre ellos y que suministrarán información a Internet por si mismos.
Uno de estos dispositivos son los sensores de temperatura, o también denominados termógrafos. Un termógrafo es un instrumento de registro electrónico que monitoriza y reporta los diversos cambios en las condiciones del medio ambiente en el tiempo. Los termógrafos pueden medir temperatura, lo cual, unido a otro tipo de sensores, nos permite obtener también humedad relativa, intensidad de la luz, voltaje, presión, golpes y otros. Debido a que son dispositivos autónomos, los termógrafos son convenientemente utilizados para verificar y controlar la calidad de la manipulación de cualquier producto durante su almacenamiento, transporte o distribución. Debido a que estos dispositivos no suelen necesitar ser conectados a una fuente de energía externa, éstos pueden viajar junto con sus productos mientras continuamente se registran los datos específicos que se necesitan recopilar.
En reconocimiento a la creciente demanda de una administración óptima de la cadena de frío, los ingenieros han desarrollado termógrafos miniaturizados, con batería, equipados con un pequeño microcontrolador, algún tipo de sistema de almacenamiento de datos y uno o varios sensores. Algunos termógrafos integran la información en una pequeña tira de papel, otros consisten en un pequeño dispositivo autónomo, mientras otros pueden necesitar incluso conectarse a un ordenador personal. Este tipo de soluciones, aunque funcionales, tienden a tener una serie de deficiencias:
- Para obtener la información del termógrafo es necesario conectarlo mediante cableado a un ordenador.
- Suele ser necesario usar un software especializado para analizar, organizar e imprimir los datos.
- En todos estos tipos de dispositivos, al estar cableados, implica de una instalación allí donde se requiere su uso, con el coste de mantenimiento que ello conlleva.
- No se monitorizan los sensores en tiempo real, sino que se observa a posteriori. En estas situaciones sólo se puede cerciorar que se ha roto la cadena de frío.